Los ciberataques, cada vez más frecuentes para las empresas, pueden afectar principalmente de tres maneras:
daños a la propia empresa:
Los daños propios son, sin lugar a dudas, la más evidente consecuencia de un ciberataque, su cara más visible.
Los efectos pueden afectar a toda la infraestructura empresarial bloqueando sus sistemas e, incluso, logrando paralizar su proceso de producción. El desempeño regular de la organización es imposible en dichos casos, lo cual puede producir graves implicaciones económicas.
Unas implicaciones económicas que se agravan con los secuestros de datos y la demanda de rescates de los ciberdelincuentes. Estas extorsiones son cada vez más famosas y las sumas solicitadas tienen la posibilidad de llegar a ser inasumibles por las compañías.
daños a terceros:
Los daños propios no son los únicos que afectan a una empresa en un ciberataque. Sus clientes y proveedores también se ven afectados.
Los datos personales que manejan las compañías, independientemente de su tamaño y actividad, son uno de los activos más valiosos para los hackers, por eso es uno de los elementos que más peligro corren en un ciberataque.
Efectos legales:
Una correcta protección y tratamiento de los datos de terceros es crucial en dichas circunstancias y puede ser determinante a nivel legal, debido a que se debe considerar que la ley ampara aquellos datos individuales de los que la compañía es responsable por medio del Reglamento General de Protección. de Datos de la Unión Europea.
Las compañías también están sujetas a otras obligaciones legales que pueden verse vulnerables en un ciberataque. La responsabilidad contractual que la empresa asume tanto con sus clientes como con sus proveedores también se ve afectada en caso de ciberataque.
Marketing y nombre: